23 de mayo de 2025

Superación: ir más allá de un sueño

Seguimos avanzando en este camino de valores que, desde mi experiencia, son “nuestra mejor arma” para hacer realidad nuestros sueños. Hoy llegamos a un valor tan exigente como transformador: la superación.

Superarse no es únicamente ganar. Es atreverse a ir más allá de lo que un día, principalmente por nuestras falsas creencias, nos limitó, incluso cuando eso supone mirar de frente lo que más nos ha paralizado.

Durante muchos años de mi vida, desde los cinco años, conviví con una pérdida auditiva importante causada por una otitis severa en ambos oídos. Durante demasiado tiempo rehusé usar audífonos, convencido de que serían motivo de rechazo. Esa idea, sostenida en silencio, me llevó a intentar ocultar mi dificultad, especialmente en el colegio, para aparentar normalidad.

No fue hasta los 28 años, cuando la tecnología había mejorado —con audífonos más reducidos y discretos— y mi madurez también, que decidí afrontar ese miedo. Al ponerme los audífonos por primera vez, comprendí que lo que evitamos por miedo suele costarnos más que el esfuerzo de enfrentarlo.

La valentía no es no sentir miedo, sino conquistarlo

Como entrenador, he acompañado a otros en procesos de superación. Con el grupo de competición, la superación no era solo ganar partidos, sino seguir creciendo, trabajando duro y afrontando los frenos internos incluso cuando los resultados, pese a las mejoras, aún no llegaban.

No ver aún el fruto no significa que el árbol no esté creciendo

Con David Vega, lo viví especialmente en sus momentos de transición: cuando tuvo que reinventarse y finalmente decantarse exclusivamente por el dobles, tras años de intentarlo también en el individual. Su constancia no habría tenido el mismo impacto sin esa capacidad de superar dudas, frustraciones y decisiones difíciles.

Y, por supuesto, en Rafa Nadal. Si hay alguien que ha hecho de la superación mental una forma de estar en el mundo, ha sido él. Su capacidad para ir más allá incluso cuando parecía que su cuerpo no se lo iba a permitir —y cuando ya no quedaba nada por demostrar— es una lección que nos inspirará siempre a todos los amantes del esfuerzo y la superación.

El principal límite entre rendirse y superarse está en la mente

La próxima semana cerraremos esta serie con el duodécimo valor: compartir, ese gesto generoso que transforma lo aprendido en inspiración para los demás.

Nos vemos en el siguiente peldaño.

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